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"Hemingway admiraba al comandante Jesús Martínez de Aragón", afirma Luis de Vicente, autor de 'Operación Garabitas'
"Hemingway se incorporó como corresponsal en Madrid días antes de iniciarse la Operación Garabitas, de la que fue cronista, y llegó a admirar al comandante Jesús Martínez de Aragón, jefe de la 2ª Brigada Mixta, y al jefe de la 69ª Brigada, Gustavo Durán, que era escritor y compositor, y amigo de Dalí y Buñuel. Martínez de Aragón era abogado laboralista".
Lo afirmó el autor del libro 'Operación Garabitas' e integrante del Grupo de Estudios del Frente de Madrid (Gefrema), Luis de Vicente, el 10 de abril de 2018, en un acto homenaje al comandante republicano, organizado por el PSOE de Latina en la Biblioteca Municipal Ángel González.
Aragón murió de un disparo el 9 de abril de 1937 mientras arengaba a sus tropas junto al Puente de los Franceses, horas después de iniciarse esta ofensiva republicana para expulsar a las tropas franquistas de la Ciudad Universitaria.
En el acto, además de acudir familiares y Marta e Isabel Martínez de Aragón, nietas del militar republicano, descendiente de una familia aristocrática de Vitoria y vinculado al PSOE y a UGT, intervinieron el secretario de Memoria Histórica del PSOE de Latina, Rafa Egido; su secretario general, Pedro Barrero; y la secretaria de Memoria Histórica del PSOE-PSM, Macarena Orosa.
Egido afirmó que el PP no está interesado en aplicar la Ley de Memoria Histórica porque muchos de sus integrantes se aprovecharon de la apropiación de cuentas corrientes y expropiaciones de viviendas del régimen franquista a los perdedores de la Guerra Civil.
Orosa apuntó que la Ley de Memoria de Zapatero, aprobada en 2007, tenía errores. No fijaba plazos para su aplicación ni aportaba fondos para llevar a cabo su espíritu: Verdad, Justicia y Reparación. Ahora, el PSOE intenta que esta normativa conlleve la obligatoriedad de que sea el Estado el que sufrague las exhumaciones de cerca de 114.000 personas, víctimas del franquismo, que aún permanecen en cunetas y fosas comunes.
"Ya se ha conseguido multar con 150.000 euros a los ayuntamientos que en seis meses no apliquen la Ley de Memoria en cuanto al de cambio de nombres franquistas", dijo. Apostó por la aprobación en la Comunidad de Madrid de una Ley Autonómica de Memoria Histórica a semejanza de las que tienen Andalucía, Valencia o Baleares. "En España aún hay 700 calles que llevan el nombre de Franco o de José Antonio".
Igualmente, pidió ilegalizar la Fundación Francisco Franco y cambiar el sentido del Valle de los Caídos. "Hay 33.000 caídos y uno que hizo que estos cayeran".
Barrero, por su parte, alabó la figura de Jesús Martínez de Aragón. "Merece la pena que recordemos a un hombre así. No queremos que la historia borre los nombres de las personas que lucharon por la libertad y la democracia. No hay que perder la memoria de quienes pelearon por sus ideales".
De Vicente, autor del libro 'Operación Garabitas', un fragmento de la historia que intentó borrar el Gobierno de la II República por su fracaso al intentar desalojar a los nacionales de la Ciudad Universitaria, recordó que esta ofensiva costó 6.000 bajas republicanas y 2.500 franquistas con más de mil muertos en uno y otro bando.
Sobre el comandante Aragón, señaló que tras la Guerra Civil uno de sus hermanos fue tres veces condenado a muerte, una sentencia conmutada por 30 años de cárcel gracias a la mediación de Martín-Artajo, que llegó a ser ministro de Exteriores en 1945. El militar republicano lo salvó de morir fusilado, junto a religiosos y otros vecinos de derechas, cuando las tropas de la República se instalaron en Sigüenza entre junio y octubre de 1936.
El historiador señala que Martínez de Aragón era "una persona afable, positiva, responsable y que siempre tenía una palabra de ánimo, según explicó su amigo Julián Zugazagoitia. Además era muy amigo de Indalecio Prieto".
Tras ser nombrado jefe de la 2ª Brigada Mixta -y después de Sigüenza- fue destinado al frente de Madrid, más concretamente a unas posiciones en Ciudad Universitaria situadas a unos cientos de metros del Hospital Clínico, donde estaba la vanguardia franquista, compartiendo la misma zona en la que combatían los anarquistas de Durruti, una línea que se extendía desde la fábrica Galaxia hasta la Colonia Metropolitana pasando por el Colegio Mayor San Pablo.
Puesto de mando en Cuatro Caminos frente a edificio Titánic.
Y es el 9 de abril de 1937 cuando, de madrugada, en la Operación Garabitas, desarrollada en la Casa de Campo para intentar cortar las vías de suministro franquista, no logró capturar el Cerro Piñonero. Ya de mañana intentó superar el Puente de los Francesas para atacar de nuevo el cerro. Es entonces cuando arengó a sus tropas desde el talud de la vía del tren y fue alcanzado en la cabeza por una bala de los nacionales, y falleció.
El 11 de abril fue su funeral al que acudieron las principales autoridades de Madrid, entre ellas el jefe de ka Junta de Defensa de la capital, el general José Miaja.
En 1938 el Gobierno de Franco le abrió un expediente sancionador por su actividad política y le impuso un millón de pesetas de multa, el equivalente actual a 9 millones de euros. Además, le confisco su casa y las cuentas corrientes dejando a la mujer y a sus tres hijos sin medios de vida. En 1960 se revisó la causa y se le condonó la deuda.
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